De manera vivencial vamos guiando, dando pautas acompañamos al alumno en esta búsqueda que forma parte de su desarrollo integral y evolutivo. De manera colateral y natural, el alumno prioriza que sus valores, necesidades y sentimientos estén sincronizados.
Se trata de un proyecto creyente, que se trabaja en el Centro tanto a nivel espiritual como a nivel trascendente y confesional en todas sus dimensiones: relacional, corporal, psicológica (emocional y racional) y trascendental.
Para que la interioridad logre sus objetivos, la practicamos de forma serena, continua, sistemática y procesual, atendiendo a las distintas necesidades de nuestros alumnos. Asisten a sesiones específicas de interioridad, normalmente en un espacio fijo (aula diáfana) habilitado fuera de las aulas habituales para crear un clima cálido y acogedor que les permite sentarse en cojines, tumbarse o llevar a cabo dinámicas de movimiento. En otras ocasiones realizamos las sesiones en espacios abiertos, como es el huerto del Colegio.
A través de la interioridad, los alumnos tienen una vivencia más cercana de la figura de Jesús, de María y de Francisco, aprendiendo a relajarse y a disfrutar del silencio. Además, aprenden a decir cómo se sienten, a escuchar y a utilizar técnicas de respiración de manera motivadora.
La interioridad contribuye al desarrollo de un autoconcepto sano, nutrido por la aceptación de quién soy, enriqueciendo el desarrollo constructivo de una saludable autoestima para, una vez aprendido el respeto hacia uno mismo, poder hacerlo así con el prójimo. La interioridad también favorece el conocimiento y la comunicación con el otro, promueve un encuentro afectivo entre compañeros, donde se valora la importancia de trabajar en equipo a través de juegos cooperativos. Es importante el hecho de expresarnos con amor y respeto, inculcando dichos valores hacia la naturaleza, para que reconozcan en ella bienestar, apreciación de la belleza y gratitud hacia la vida.
Una vía de entrada a la interioridad es la práctica de mindfulness. Se trata de un ejercicio de atención plena para serenar la mente y conectar con nuestro potencial más interno.
Gracias a la interioridad, la inteligencia espiritual que puede estar latente se despierta o fortalece, experimentando a Dios de una manera cercana y amorosa.
Profundizamos en la relación con Dios estableciendo una relación personal con Él utilizando la relajación como vehículo para ese encuentro en el interior y así expresarlo en el exterior. Nuestra misión es ayudar a los alumnos a experimentar a Dios como esa Quietud, ese Espacio, esa Consciencia que llevamos dentro y que nos acompaña siempre. Guiamos a los alumnos a que Lo descubran por sí mismos, no a nivel mental sino a nivel del alma, sintiéndolo y agradeciéndolo.
La interioridad es la manera de poder llevar el camino, no la meta en sí, conociéndose uno a sí mismo y a Dios. El vehículo de la respiración nos adentra en el silencio, en la experiencia viva del Dios que nos habita.
Es a través de la práctica que Lo experimentamos minimizando la información conceptual. En definitiva, aflojando, soltando, relajándonos, prestando atención a la respiración, conscientes del momento presente nos hacemos los observadores de lo que pasa dentro entrando en comunión con Dios.
Mª Inmaculada Orenes Luján
Maestra de Educación Infantil y Primaria.
BIBLIOGRAFÍA
• Pérez, M. (2016). En mi jardín interior. Cómo cultivar la interioridad en Educación Infantil. Madrid. PPC. Prólogo realizado por Javier Morala (Coordinador de Pastoral de los Colegios Capuchinos de España). La autora junto con el coordinador han sido formadores del profesorado en los cursos de interioridad.
• Encuentro Interioridad: 24 de abril de 2018 en Medinaceli, Madrid. (Apartado de criterios).