El Colegio San Antonio (Hnos. Capuchinos) de Santander es un colegio de secundaria pequeño, pero no por ello queda oculta su grandeza. En nuestro centro encuentran su lugar alumnos con una gran diversidad (fracaso escolar, falta de motivación, problemas familiares o personales, en riesgo de exclusión social, autismo, hiperactividad…)
Siempre tienen una puerta abierta y una mano tendida. Aquí pueden buscar una nueva oportunidad y enderezar un rumbo torcido o encontrar un lugar donde apoyarse para crecer en valores y academicamente.
Cuando nos planteamos actualizar la imagen corporativa del Colegio, decidimos buscar la inspiración en la iconografía de San Antonio. Como todos sabemos, aparte del hábito franciscano y su tradicional aspecto joven y esbelto (que ciertamente no se corresponde con la realidad histórica), suele aparecer con un libro, con el Niño Jesús, con un pan de los pobres y con un lirio.
¡Qué fácil tentación un libro y un niño para representar la imagen de un colegio! Sin embargo, en Santander, los Hermanos Capuchinos tienen la histórica revista “El Santo” (el libro), una iglesia (el Niño Jesús), una obra social de ayuda (el panecillo), y por eso hemos optado por la sencilla y cuarta opción: el lirio.
En el lirio recordamos la pureza del Santo, al igual que en el alumno tenemos que tener presente la pureza de la infancia y la esperanza de un futuro prometedor.
En el lirio se encuentra representada la persistencia y la tenacidad del Antonio de Padua en su lucha contra las tentaciones, al igual que los alumnos deben enfrentarse a las tentaciones diferentes de nuestro mundo moderno, y los profesores debemos hacer frente al esfuerzo diario por volcarnos en nuestros alumnos y superar el desánimo o la aparente falta de esperanza. En el lirio se muestran las virtudes del Santo, que son la base discreta y fundamental en las que se apoyan sus actos y sus obras, que serán las grandes luces de su vida.
Y al igual que el lirio, nuestro colegio no es el más grande, ni el que tiene más recursos deportivos o tecnológicos, pero es la base discreta e imprescindible, en la que se apoya la sociedad para construir un futuro del que puedan brotar las luces del mañana.
En el lirio encontramos los valores franciscanos de San Antonio, con su humildad, su lealtad y su generosidad, valores que son plenamente vigentes para nuestros jóvenes, en un mundo que corre peligro de caer en la deshumanización tecnológica. Debemos lograr que nuestros alumnos se encaminen hacia una evolución personal en positivo y orientada hacia unos valores que son más necesarios que nunca.
Pese a ser un símbolo pequeño y quizás pasar inadvertido, es uno de los más bellos atributos que se le pueden otorgar a un santo. Nuestro deseo es que nuestros alumnos, al igual que el lirio, puedan llegar a florecer, embellecer y mejorar el mundo a lo largo de sus vidas.
Al igual que una imagen de San Antonio no estaría completa sin el lirio, el sistema educativo no estaría completo sin “su lirio” que es el Colegio San Antonio (Hermanos capuchinos) de Santander. Y por eso desde ahora gracias a la iniciativa y el boceto de la profesora Marta García y gracias al delicado y bello diseño del capuchino Luis Silvestre, nuestro colegio tendrá un símbolo que representa plenamente su carisma franciscano, discreto, humilde, pequeño, débil y sencillo, pero imprescindible.
Javier García-Galán Briones,
profesor del colegio San Antonio de Santander