La comunidad educativa de San Antonio le ha conocido siempre como director del colegio, aunque en realidad fuese mucho más que eso, un maestro para la vida, un guía al que seguir, un auténtico transmisor de valores franciscanos... Es difícil resumir todo lo que sentimos y aprendimos de él. Con estos testimonios agradecemos tu labor, Padre.
“Estimado director, querido Padre Nava: Gracias por tu humanidad, cercanía y paciencia. Por estar siempre dispuesto a acogernos, escucharnos y aconsejarnos. Gracias por ser el alma del Colegio San Antonio, por no rendirte ante las dificultades y conseguir que siguiéramos adelante en los momentos difíciles. Gracias por tanto y por todo. Hasta siempre padrecito”
Sagrario Muñoz
“El P. Nava tuvo el admirable acierto de hacer la transformación de una Escolanía -en su día brillante- en un Centro Educativo - un COLEGIO, con todas sus exigencias académicas. Convencido de que la formación integral de la persona es la base de su desarrollo humano, afectivo y espiritual; mucho más cuando se dirige a niños-adolescentes en situación socioeconómica y cultural desfavorecida. El colegio San Antonio existe hoy en el D. M. de Tetuán gracias a su tenacidad, clarividencia y amor a los alumnos y sus familias.”
Padre Peña
“El padre Nava, director de nuestro Colegio fue un hombre bueno, entrañable, inteligente, trabajador incansable, muy humano, un verdadero fraile menor como quería san Francisco. En el Colegio era el pilar de todo. A los profesores nos quiso y ayudó siempre y en toda circunstancia. Hablaba con nosotros, nos ayudaba en las dificultades, nos respetaba, nos animaba y nos empujaba a confiar en la viabilidad del proyecto educativo que teníamos entre manos. ¡Y qué decir del interés que tenía por nuestras cosas! Agradecía y valoraba nuestra confianza, siempre con un buen consejo y una palabra de aliento. Los chiquillos, en su inmensa mayoría de familias humildes - tanto nacidos en España los del principio, como fuera de ella después - le querían y confiaban en él. Años después de terminar sus estudios volvían a verle a su despacho. Era increíble cómo recordaba sus nombres, sus circunstancias personales. Y como se esforzó para mantener el Colegio, a veces contra viento y marea... A pesar de contar con un edificio pequeño, sin grandes instalaciones, conseguir que fuera incluido en la Educación Concertada fue toda una proeza”.
Asunción Sandín
“Destacaría su calidad humana con todas las familias y personal del centro. Siempre dispuesto a escucharte y reconfortarte con tus problemas o inseguridades. En su papel de director, siempre nos dejó vía libre para enseñar, llevar nuestra práctica docente a nuestro modo, y siempre con sugerencias positivas que nos hacía sacar lo mejor de cada uno como profesor”.
Cristina Delgado
“Si tuviera que definir al P. Nava con una palabra sería: franciscano. Entregado al servicio de los demás, aconsejando con humildad y cercanía, enseñando a ser buenas personas, humildes y austeras. Un referente para todos los que hemos trabajado con él”.
Elisa Romero
“El Padre Nava era la persona más humilde que jamás he conocido, no tenía nada y lo tenía todo. Amable, sencillo, inteligente. Vivió por y para su Colegio. Cuántas familias acudían a él: “Padrecito… no tengo; cuando puedas nena lo traes” y nunca se pudo y nunca lo pidió. Siempre preocupado por cómo estaban los demás, él siempre estaba bien. Sabio, muy sabio, nos conocía a todos mejor que nosotros mismos. Optimista, cercano, campechano y muy alegre, cariñoso. De sus labios siempre salían sabios consejos, gran observador. Incapaz de decir una mala palabra a nadie, incapaz de discutir. Nuestro querido Gran Director, nuestro AMIGO”.
Mercedes Martínez