Hace poco más de un mes tuve el privilegio, con motivo del día del libro, de leer en el cole donde trabajo como profesora de Infantil (Capuchinos Usera) a varios grupos de primaria mi cuento: “Almas Discapaciamadas”.
Fue muy bonito ver en sus caras el interés y la emoción que les provocaba esta historia inspirada en mi hijo Iván. ¿Queréis saber cómo empezó todo? Pues la historia comenzó así…
Que “Almas Discapaciamadas” nació en la habitación de un hospital es una verdad a medias. Empecé a fantasear con un cohete un par de años antes, cuando la realidad me saludó con tristeza tras recoger a mi hijo de su antigua escuela… Una carpeta con un montón de dibujos en blanco no sirve para nada pero lo significa todo. Me convierto en pena y la cierro indignada, pero los duendes que viven en los ojillos de Iván me han dado una idea…
Esta noche soñaremos juntos, cogeremos un cohete especial y visitaremos un planeta mágico.
Allí los magos que lo habitan, le darán movilidad a tus manos para colorear esos dichosos dibujos y… ¡Ni hablar! Tus manos no fueron creadas para pintar, sino para acariciar y transmitir el amor más puro que se pueda desear, para tocar la tablet y poner cien veces el principio de tu capítulo de dibus preferido o para moverlas al ritmo del “rock del zorro bueno”.
Así que mejor daremos un paseo por el cielo, volaremos rumbo a la escuela de ”Peppa” para visitar a “madame Gazelle”, pasaremos por la selva a ver a los elefantes que tanto te gustan, y de vuelta a casa, daremos las gracias a nuestros ángeles por acompañarnos siempre cuando las cosas se tuercen aquí abajo. Brindaremos, mi Guguito, con gusanitos aplastados y le desearemos lo mejor al mundo entero. Aquella carpeta de papeles en blanco fue el detonante para nombrar al cohete nuestro símbolo mayor del reino, nuestro vehículo de valor, nuestra certeza de esperanza. Sería increíble sofocar todas las situaciones que nos generan dolor otorgándole poder a algo que nos devuelva la fuerza cuando flaquea.
Iván no puede hablarnos, no puede comunicarse con su cuerpo, pero con su alma lo hace cada día a través de mil sonrisas o poniéndonos cohetes por todos lados. A veces, cuando abro sus compuertas, parece que desde su interior su vocecita me susurra:
“¡Sigue adelante, mamá! “Almas Discapaciamadas” ha de llegar a todas partes, tiene que aterrizar en todos los corazones del mundo.
Es entonces cuando me doy cuenta de que Iván cree en mí más que yo y de que este proyecto es su voz.
Sheila Pérez, profesora de Infantil del colegio Sagrado Corazón.
Capuchinos (Madrid) Cuento: “Almas Discapaciamadas” Editorial Bubok