El Reglamento de Régimen Interno de los Colegios Capuchinos de España atribuye al Coordinador de Pastoral en su artículo 62f “Impulsar la acción pastoral en el proceso de enseñanza/aprendizaje de las áreas y el diálogo FE-CULTURA”.
Si hay un espacio donde pueden y deben dialogar la fe y la cultura, está claro que el ámbito educativo es ciertamente un lugar privilegiado. Y de este diálogo deben surgir posibilidades de entendimiento y colaboración. No es fácil, sin embargo, conseguir este propósito. Necesitamos por una parte docentes competentes en su materia pero también abiertos a la fe y a la trascendencia y profesores y profesoras de religión igualmente competentes y conscientes del valor racional que tiene la fe.
Nos jugamos mucho en este empeño, porque si no sabemos o no podemos combinar adecuadamente estos dos aspectos nos arriesgamos a formar personas que viven la fe y la razón como un conflicto o personas que pierden la fe por entenderla antagónica a la razón, cuando pueden y deben ser dos realidades plenamente compatibles.
Un primer paso para lograr el objetivo mencionado es poner en contacto estos dos mundos, a continuación dar la formación necesaria y los criterios oportunos para encauzar este diálogo y por último reflejarlo de forma clara entre los objetivos de nuestro proyecto educativo.
Resumimos a continuación algunas opiniones sobre cómo lograr este objetivo desde la realidad concreta del aula:
Primaria: (E. Primaria)
Al final de la primaria y con el desarrollo paulatino de la capacidad de abstracción surgen en los preadolescentes preguntas de cierto calado. Se cuestionan aspectos que ya no pueden responderse con planteamientos infantiles y es un momento magnífico para explorar nuevas respuestas.
Es una oportunidad para enseñar nuevas aproximaciones a la realidad que complementan el ámbito puramente empírico y racional: lo emocional, lo estético, lo espiritual… combinado con una primera aproximación a los géneros literarios para entender los textos bíblicos desde otra perspectiva.
E. Secundaria (Religión)
Representa un doble desafío porque debemos abordar “el proceso de inculturación” como un fenómeno que dinamite la clase de Religión, siendo al mismo tiempo un momento de encuentro, de formación humana y de complementariedad. La Religión es el elemento que puede dar sentido a todo ese proceso, presentando una referencia moral válida, sin imposiciones ni presiones, llegando a su corazón, siendo auténticos. Debemos intentar plasmar a los alumnos un itinerario válido y creíble donde el ejemplo es el mejor sermón y los actos la mejor parábola aplicada a la vida. No podemos olvidar tampoco que nuestra tradición cultural como pueblo, nuestras costumbres, fiestas y momentos más importantes del año tienen un calado religioso ya que no podríamos entender nuestras señas de identidad cultural sin hacer referencia al elemento religioso y, en esta etapa educativa, es el momento idóneo para conectar con ellos y dejar huella.
E. Secundaria (Ciencias)
En esta etapa el alumno se involucra en la ciencia mirando a una ventana por la que se abre al mundo. La religión y la ciencia son dos visiones que más allá de ser opuestas resultan complementarias. De un lado la ciencia justifica cómo ocurren los procesos y de otro la fe se ocupa del significado del mundo y la vida.
En experiencias como Divulgaciencia año tras año trabajamos con los alumnos y alumnas para crear proyectos científicos que expliquen diversos aspectos de la ciencia siempre apoyados en trabajar los valores humanos que acompañan dichos procesos aunando ciencia y religión.
Autores:
Carlos Bustillo Jadraque, Alberto Santamaría Santolaya y Luis Viguera Gómez.