Cuando visitas un colegio es posible que seas recibido por la Dirección. En esos despachos siempre hay diversos elementos decorativos, trofeos ganados por el alumnado, cuadros con diplomas, placas, fotografías, material con el logotipo del centro o de la institución académica que lo gestiona…
En la dirección del colegio San Antonio (Capuchinos) de Santander también encontramos objetos que decoran y dan forma al carisma del colegio. Pero sin duda el elemento que más llama la atención de todos los visitantes es una caja de pañuelos desechables, que nos recibe sobre la mesa. Y con el añadido de ser uno de los recursos más utilizados de la estancia en las visitas de familias y alumnos.
San Francisco de Asís sufrió un cambio en su vida cuando se encontró con un leproso y ante el rechazo natural que todos sentían, decidió darle un abrazo. Él vio un hermano que debía ser dignificado y no rechazado. Quizás no solemos pensar en el cambio que pudo sufrir también el leproso, al sentirse querido y aceptado. Con los años, tal vez aquel leproso pudo descubrir cómo aquel ciudadano de Asís, proveniente de una rica familia, se transformaba en el “Poverello” que inició un movimiento religioso que quiso “arreglar la Iglesia”. Tal vez aquel leproso mejorase su vida. O al menos nos gustaría pensar que así fue.
En el Colegio San Antonio de Santander atendemos muchas personas en situaciones de vulnerabilidad, con casos de dificultades académicas, problemas personales y familiares, así como algunos trastornos como déficit de atención, hiperactividad, autismo, etc… Y nuestro deseo es que esas familias nos sientan como ese abrazo de San Francisco, donde puedan encontrar una ayuda, un consuelo y, lo que debería ser un colegio: “una segunda familia”. En efecto es en el seno de la familia donde nos conocen bien, donde aceptan nuestras dificultades, donde toleran nuestras debilidades y donde consuelan nuestras penas.
Cuando unos padres con un nuevo alumno acuden a nosotros, muchas veces el despacho de Dirección se transforma en un diván de un psicólogo donde comparten sus problemas, sus circunstancias, tan complicadas en muchas ocasiones o sus angustias. Con nosotros logran encontrar una “oreja” que les comprende y les aporta una esperanza real con esos jóvenes que están desorientados o que han chocado con un fracaso escolar. Esas familias acaban utilizando esa caja de pañuelos que descansa sobre la mesa, para enjuagar unas lágrimas donde vuelcan todas sus preocupaciones y su agradecimiento por sentirse escuchadas. Y con los años, cuando encontramos a nuestros antiguos alumnos, confirmamos que esa esperanza es real. Que la mayoría de ellos endereza el rumbo, supera las dificultades que marcaron su infancia y adolescencia, logrando metas impensables unos años atrás.
Ese es nuestro deseo, transformarnos para nuestros alumnos y sus familias, en ese abrazo de San Francisco, y en miembros de su “segunda familia” que siempre estará dispuesta a escuchar, aunque sea con unos pañuelos de por medio.
Javier García-Galán
Profesor del Colegio San Antonio de Santander